“Al llegar adonde estaban los demás
discípulos, vieron mucha gente alrededor, y a unos discutiendo con ellos. Al
ver a Jesús, la gente se sorprendió y corrió a saludarlo. Él les preguntó: ¿De
qué discutís? Uno le contestó: Maestro he traído a mi hijo, tiene un espíritu
que no le deja hablar y cuando lo agarra, lo tira al suelo, echa espumarajos,
rechina los dientes y se queda tieso. He pedido a tus discípulos que lo echen,
y no han sido capaces. El les contestó: ¡Gente sin fe! ¿Hasta cuándo estaré con
vosotros? ¿Hasta cuándo os tendré que soportar? Traédmelo. Se lo llevaron. El
espíritu en cuanto vio a Jesús, retorció al niño; cayo por tierra y se
revolcaba echando espumarajos. ¿Cuánto tiempo hace que le pasa esto? Contestó
él: desde pequeño. Y muchas veces lo ha echado al fuego y al agua para acabar
con él, si algo puedes, ten lástima de nosotros y ayúdanos. Jesús replicó: ¿Si
puedo? Todo es posible al que tiene fe. Entonces el padre del muchacho gritó:
Tengo fe, pero dudo, ayúdame. Jesús al ver que acudía gente increpó al espíritu
inmundo, diciendo: espíritu mudo y sordo, yo te lo mando: Vete y no vuelvas a
entrar en él. Gritando y sacudiéndolo violentamente, salió. El niño se quedó
como un cadáver, de modo que la multitud decía que estaba muerto. Pero Jesús lo
levantó cogiéndolo de la mano, y el niño se puso en pie. Al entrar en casa, sus
discípulos le preguntaron a solas. ¿Por qué no pudimos echarlo nosotros? El les
respondió: Esta especie solo puede salir con oración y ayuno”
Comentario
y pistas para la oración
Este es una
rica página del evangelio, en ella podemos contemplar innumerables aspectos que
nos pueden ayudar en nuestra vida de fe.
Por los
datos que nos da el texto podríamos pensar que este niño es víctima de una epilepsia
desde que era pequeño. Este niño no podía ir a la sinagoga como los demás para
aprender a leer y escribir, además de adentrarse en la historia de su pueblo y
en la fe de sus mayores. Cuando le daba un ataque los demás niños huían de él,
pensando que era un espíritu maligno el que lo poseía, y temerosos de que ese
espíritu hiciera presa también en ellos, lo abandonaban a su suerte. Lo mismo
pasaba en su casa, por eso había caído en el fuego y el agua.
El padre
está desesperado y fatigado por la situación. Quiere hacer algo por su hijo y
lo lleva a los discípulos. Pero los discípulos a causa de su poca fe no pueden
curarle. Pero este padre es humilde y ante Jesús reconoce él mismo su falta de
fe, y se abandona a la acción de Dios. Es entonces cuando Jesús puede actuar y
curar al niño. Lo cura en dos tiempos: primero hace salir de él al espíritu,
después lo toma de la mano y lo levanta, pues el niño había quedado como
muerto.
Es este
pasaje se destaca la falta de fe de los discípulos y también el cansancio de Jesús
por esta falta de fe. También es importante el tema de la oración y del ayuno.
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¿Te
sientes identificado con alguno de los personajes del texto? ¿Tal vez en los
discípulos por su falta de fe, es decir por su falta de confianza y también por
su vida escasa en oración y ayuno?
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Si
tuvieras que ponerle nombre a ese ayuno ¿cómo se llamaría? ¿de qué te pide
Jesús que ayunes? Ya sabes que Jesús en los evangelios dice que quiere
misericordia y no sacrificios.
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¿Te
reconoces tal vez en el padre de este niño? Al principio duda, pero después es
humilde y se abandona.
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¿Te
reconoces en el niño enfermo? ¿Cuán es tu dolencia?
Inma Fabregat
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