“Se habían olvidado de tomar panes y no llevaban
consigo en la barca más que un pan. Él les hacía esta advertencia: Abrid los
ojos y guardaos de la levadura de los fariseos y de la levadura de Herodes.
Ellos hablaban entre sí que no tenían panes. Dándose cuenta les dice ¿Por qué estáis
hablando de que no tenéis panes? ¿Aún no comprendéis ni entendéis? ¿Es que
tenéis la mente embotada? ¿Teniendo ojos no veis, y teniendo oídos no oís? ¿No
os acordáis de cuando partí los cinco panes para los cinco mil? ¿Cuántos
canastos llenos de trozos recogisteis? Doce, le dicen. Y cuando partí los siete
entre los cuatro mil ¿cuántas espuertas llenas de trozos recogisteis? Le dicen:
siete Y continuó: ¿Aún no entendéis?”
Comentario
y pistas para la oración
Los
discípulos tienen el corazón embotado, no entienden a Jesús, no saben leer los
signos que el realiza, no confían en Él. Después de que Jesús ha multiplicado
panes para una multitud por dos veces, ahora se preocupan de que no tienen pan.
Jesús les habla de Herodes y de los fariseos, de cómo éstos corrompen la
sociedad, oprimen al hombre con todo ese sistema interminable de preceptos
religiosos. El texto nos da a entender que tanto los fariseos como Herodes
están apegados a sí mismos. Pero los discípulos están distraídos, tienen el
corazón y la mente en otra cosa, mientras Jesús les habla del peligro de vivir
apegados a sí mismos, ellos no dejan de discutir entre ellos que no tienen pan.
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Lee y
medita este texto
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¿Te
identificas en las actitudes de los discípulos? ¿Te falta confianza? ¿Vives
distraído/a de Jesús y centrado/a en ti mismo/a?
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¡Qué
lentos somos los hombres para entender a Jesús!
Inma Fabregat
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